Esta semana se celebra el Día Internacional del Agua. Vamos a aprovechar la ocasión para recordar que el agua es un recurso escaso, desigualmente repartido y, aunque no nos lo parezca, limitado. Como sucede con tantas otras cosas, quienes la malgastamos no somos quienes acabamos careciendo de ella (de momento). Digo esto a colación del documental sobre la situación del Sahel que hemos visto en clase: si recordáis, se comentaba que en algunas regiones de Burkina Faso el desierto avanza a un ritmo imparable, como síntoma inequívoco de un cambio climático al que ellos apenas han contribuido. Pues bien, en África hay países como Burkina o Tanzania, en los que tan solo el 30% de la población tiene acceso al agua potable. Estamos hablando de zonas de climas cálidos, algunos semiáridos y otros tropicales con estación seca (ya sabéis, ese clima tropical que hay en el Serengueti pero no en Oviedo), pero el clima no es el único responsable de esta carencia, que se podría suplir con ayudas tecnológicas y cooperación internacional.
Os recomiendo que veáis este documental de tan solo dos minutos de duración que explica hasta qué punto la codicia actúa por encima de las personas y que nos da pistas sobre cómo podemos contribuir a una mayor "cooperación en la esfera del agua":
![]() |
Enlace a la noticia y el vídeo en la web de RTVE |
Por desgracia no tardaremos en agotar el agua y las guerras que antaño fueron por cuestiones etnicas (un gran numero)hoy dia son por cuestiones economicas como puede ser la disponibildiad del petroleo bajo mi punto de vista a este paso mañana seran por cosas tan basicas para nosotros como el agua en el peor de los casos tanto a gran como a pequeña escala mientras que por ahora no somos los afectados y vemos a los paises que no disponen de ella mofandonos sintiendonos mejor con un pensamiento compasivo que no es mas que hipocresia
ResponderEliminarSimplemente de mal a peor...
David Garces 3ºA
El futuro es duro, pero no debemos caer en el pesimismo. Empecemos por conocer estas otras realidades y pensemos cómo podemos cambiarlas, porque podemos, si empezamos cambiando nuestras actitudes cotidianas.
ResponderEliminarHace 58 años una mujer negra se negó a cederle su asiento a un blanco, que era lo que estipulaban las normas de cierta compañía de transportes de EE.UU., una obligación que muchas personas veían como lo más normal del mundo. Ese gesto de Rosa Parks, que así se llamaba, fue la mecha de un cambio que venía gestándose años atrás. Hoy nos parece una aberración que una discriminación así pudiera existir y ser tolerada. Confío en que dentro de 50 años a las gentes del mañana les parezcan aberraciones ya superadas lo que hoy se admite y se tolera. Confío en eso porque creo que habrá gente como tú que sabrá denunciar estas injusticias y pensará en cómo solucionarlas.